Se usa para decir que alguien sigue sin un peso, sin plata, con los bolsillos más vacíos que la heladera a fin de mes. Es como remarcar que la pobreza le está haciendo compañía desde hace rato y no se quiere ir. Es coloquial, bien de la calle, y suena hasta tierno aunque duela en el bolsillo.
"Che, invitemos a Juan al viaje, pero acordate que el pobre todavía está pelado, capaz llega solo hasta la esquina y ya se le acaba el presupuesto"