En Colombia, tener un tinto es tomarse un café negro, normalmente bien cargado y sin leche, el clásico de oficina, tienda de barrio o visita a la casa de la abuela. Es casi una excusa oficial para chismosear, cerrar negocios o simplemente matar el tiempo. Y hay que admitir que el ritual del tintico tiene su encanto.
"Parce, salgamos un ratico de la oficina a tener un tinto donde Don Jairo y de paso me contás el chisme de tu ex, que eso está mejor que novela"