En Santiago del Estero se usa para cuando alguien habla sin parar, rápido y medio atropellado, como si tuviera un tambor en la boca marcando ritmo todo el tiempo. No te deja meter ni una palabra y te marea con tanta charla. Es como tener una radio prendida al mango, pero versión humano, y a veces hace gracia verlo.
"Che, Juancito se sentó en la ronda y empezó a tamborear tanto que ni el loro de la abuela pudo meter bocado, parecía relator de partido en clásico santiagueño."