Se usa para hablar de la típica persona que siempre quiere rehacerlo todo, que nunca queda conforme con lo que se hace a la primera y está todo el rato corrigiendo y dando vueltas. Acaba siendo un poco cansino, aunque a veces tenga razón. Es como el tiquismiquis de las reformas, pero en versión cántabra con más mala leche.
"Tía, le enseñé el cartel al Javi y el rehúculo se pasó dos horas cambiando colores, letras y hasta el punto final, casi le estampo el ordenador en la cabeza"