Se usa para señalar a alguien tacaño, mezquino o que se guarda todo hasta el último centavo. También aplica cuando una persona es amarrete con favores, buena onda o gestos mínimos. Es muy de San Luis decirlo cuando te clavan una excusa barata y te dejan pagando. Y hay que admitir que suena hermoso cuando lo tirás con bronca.
"Le invité una birra al Juani y cuando le tocaba pagar se hizo el que no encontraba la billetera. Qué rancio, si tiene más guita que el banco de San Luis."