Se dice cuando alguien se emociona de más y se descontrola un toque, como si le agarrara la locura de golpe. Te sube la euforia, te creés el rey del carnaval correntino y arrancás a hacer cualquiera, bailando chamamé como si te estuvieran filmando. No siempre es malo, pero suele venir con papelón incluido.
"Sonó el chamamé en el boliche y Juani se puso a loquiar mal, zapateando en el medio y gritando daleee, como si fuera el carnaval de Corrientes."