Se usa cuando alguien se enamora hasta las patas y se vuelve pegote con la otra persona, casi como si anduviera con correa. Es ese amigo que se empareja y desaparece del mapa porque no suelta a la polola ni para respirar. Es medio tierno, pero igual puede ser medio latero cuando ya es demasiado.
"Desde que conoció a la Karla, el Jorge se pegó la collera y ahora no se despega de ella ni para ir a comprar pan a la esquina."