Se usa cuando alguien se manda un condoro y queda en evidencia, como cuando el pato se va directo al agua sin darse ni cuenta. Es una mezcla de burla y cariño, típica talla sureña para reírse del fail sin mala leche. Ideal para cuando alguien mete la pata de forma torpe pero chistosa.

"La Cata fue a pelar al profe por WhatsApp y se lo mandó al mismo profe... pato al agua, quedó pa’ la historia del curso."

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