Se usa cuando alguien se hace olímpicamente el sordo para zafar de un quilombo, una responsabilidad o una conversación incómoda. Es como decir que no escuchó nada y que mejor miren para otro lado. Muy de hacerse el boludo con estilo, y hay que admitir que tiene su gracia cuando se usa en el momento justo.

"Che, ¿y la guita que debés del asado del domingo? Oigo no oigo, soy de Junín, dijo mientras se servía otro pedazo de vacío como si nada."

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