Se usa para hablar de una persona, casi siempre mujer, que vive pendiente de lucirse y llamar la atención con la ropa, el cuerpo o la actitud. Es la que llega al sitio como si fuera pasarela, todo brillo, poses y drama. No es insulto brutal, pero sí un jalón de orejas cariñoso, con su buena dosis de chisme costeño.

"Ve, esa vecina sí es mostradera, salió a comprar pan como si fuera pa' la feria, con tacones, pestañas kilométricas y el vestido más apretado de todo el barrio."

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