Se dice de alguien que se queda embobado, con la mirada clavada y la boca medio abierta, sin disimular ni un poquito. La comparación viene de las gaviotas en la costa, que se quedan al acecho mirando el espeto como si fueran a fichar la sardina en cuanto te despistes. Muy de chiringuito y muy malagueño.
"Le enseñaron el móvil nuevo y se quedó mirando como una gaviota al espeto, tieso en la barra, hasta que el camarero le dijo: ¿Te lo vas a comer o qué?"