Se usa en Galicia para criticar algo muy mal hecho, un follón tremendo o una chapuza de campeonato. Vale tanto para un trabajo cutre como para un plan que sale fatal y deja todo patas arriba. Suena medio cariñoso, medio bronca, y la verdad es que entra solo cuando ves un desastre de los buenos.
"Quise hacer empanada gallega casera sin receta y me salió cruda por dentro, quemada por fuera y con la masa rota... Menuda trapallada monté na cociña, parecía que pasara un temporal."