Se usa para hablar de una fiesta muy gorda, de esas que se van de las manos y acaban con todo el mundo medio doblado al día siguiente. No es solo que hubiera buen ambiente, es que hubo alcohol, risas, bailoteo y anécdotas para comentar toda la semana. Vamos, una de esas noches que se recuerdan con cariño y un poco de dolor de cabeza.
"Menuda cesta pillamos en la verbena de San Xoán, acabamos cantando muiñeiras arriba del banco y hoy aún me late la cabeza como una pandereta."