Se usa cuando alguien se queda rayado pensando fuerte, como en modo meditación andina, buscando respuestas en las montañas sagradas. Es como decir que está en otra, conectado con los espíritus de los cerros, tratando de aclarar su vida. Y oye, con lo testarudas que son algunas cabezas, a veces falta ayuda mística.

"Desde que terminó con la flaca, el Diego se sube al techo todas las noches, se queda mirando el Ausangate y dice que está hablando con los Apus para que le soplen qué hacer con su vida."

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