Se usa para vacilar a alguien que está todo despeinado, sudado o con la ropa hecha un desastre, como si hubiera bajado del cielo a los coñazos. Es ese pana que llega con cara de trasnocho, arena pegada y el pelo en modo huracán. Suena medio poético, pero en verdad es burla cariñosa, y hay que admitir que tiene su encanto.
"Chamo, ¿te revolcaste con la ola o qué? Estás hecho un ángel caído, lleno de arena, el pelo vuelto nada y esa franela pidiendo jubilación."