Se usa cuando algo ya está en las últimas y a nada de reventar, ya sea una relación, un carro todo jodido o hasta la paciencia de alguien. Es como decir que solo falta la gota que derrame el vaso y todo se va al carajo. Muy mexicana, muy dramática y, la neta, bastante gráfica.
"Mi carro ya está para el truene, suena como licuadora vieja y si llego al taller sin que explote en el periférico ya es milagro navideño adelantado."