Se usa para decir que alguien está guapísimo, tan sabroso que parece pan listo para meter al horno. Es una forma muy juguetona de piropear, medio alburerilla pero con buen rollo. La idea es que la persona está tan rica que dan ganas de amasarla como masa fresca. Y la neta, cuando lo sueltas bien, arranca risas seguro.

"Cuando vi al profe nuevo entrar al salón con su camisa ajustada pensé: no inventes, ese vato está pa' echarle harina, amasarlo con calma y dejarlo esponjar en mi cocina de la pura sabrosura"

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