En Boyacá se usa para decir que alguien habla y habla, se alarga con cuentos eternos y no va al grano ni por error. Es como quedar atrapado en una charla llena de detalles del pueblo, chismes y anécdotas que nunca terminan. A veces hace gracia, pero también dan ganas de mirar la hora disimuladamente.
"Ay hermana, ayer el Juanito me empapeló con las historias del pueblo, que si la vaca del vecino, que si el cura se cayó, y yo ahí sentada viendo cómo se me dormía hasta el alma."