Se usa cuando alguien se mete de lleno en el chisme del barrio, se queda pegado a la conversación y no suelta el tema ni a tiros. Es como apuntarse a la tertulia del cotilleo para enterarse de todo, desde rupturas hasta peleas. Vamos, que si hay rumor calentito, esa persona va de cabeza a echar cola sin vergüenza.
"Tía, ayer en la cantina nos pusimos a echar cola y acabamos sabiendo hasta qué vecino debe plata, quién engaña a quién y quién se va a largar del barrio sin despedirse."