Se usa en La Guaira para hablar de alguien que se pone a llorar, a quejarse o a hacer un show exagerado por una tontería. Es como armar tormenta en vaso de agua, pero versión litoral central, con mar picado y todo. Básicamente, cuando alguien se pone intenso por una bobada y uno piensa que está haciendo un guaireño innecesario.
"Mariana se puso a darle al guaireño porque se le cayó una galleta al piso y empezó a llorar como si se hubiera hundido el Ávila en el mar, todo el mundo en la playa viéndola con cara de ¿y esta novela?"