Se usa para pedirle algo a alguien con tono zalamero, como quien se hace el tierno para conseguir un favor. En contexto más picarón puede sonar medio coqueto, como insinuando que quieres algo más que un simple paro. Es muy de echar el choro dulce para que el otro afloje, y la verdad es que a veces funciona.

"Oye, dame tu dulce y préstame la moto pa’ ir al malecón, prometo que esta vez sí le echo gasolina y no me hago pato."

Tu cesta: 0,00 € (0 productos)
Imagen del producto

Tu Carrito de Magia

Tu carrito está vacío. ¡Adopta un Magikito!