En Risaralda el chismorreo es casi deporte nacional, es ponerse a rajar sabroso de todo el mundo mientras se toma tinto. No es solo contar el chisme, es meterle drama, exagerar un poquito y darle sabor como a un buen sancocho. A veces es puro entretenimiento y a veces arma novelón, pero toca admitir que es bien divertido.
"Nos sentamos en la tienda de don Jairo a tomar tinto y terminamos en tremendo chismorreo, salí sabiendo con quién anda la vecina, quién quedó endeudado y hasta quién se cree influencer del barrio."