Es una forma divertida y cantadita de decir adiós, muy usada cuando ya te quieres ir volando de un sitio. Suena juguetona, medio infantil, y por eso cae bien casi siempre. Es típica del eje cafetero y zonas cercanas, y la gracia está en rimar chao con pescado, que no pinta nada pero queda pegajoso.
"Bueno pues, parceros, ya me mamé de esta reunión eterna, chao pescado que me voy a pillar novela con tintico bien cargado en la sala"