Se usa para hablar de alguien que es dulce, encantador y medio empalagoso, pero que también tiene un lado misterioso, travieso o medio tóxico. Es esa persona que te endulza el oído, te hace sentir especial y luego te deja con la duda de si es un encanto o un problema con patas. Y la verdad, suele enganchar.
"Vos, ese cuate sí tiene su azúcar negra, te habla bonito en la fiesta, te invita chelas, te promete el cielo y al día siguiente ni te contesta los mensajes."