Se usa para decir que te vas a pegar una siesta seria, de esas que te dejan clavado al sofá como si fueras un barco en plena bahía. Suele salir después de un buen homenaje de comida cántabra, cuando el cuerpo pide parar motores. Es una forma muy gráfica de admitir que vas a desaparecer un rato y ni el WhatsApp te despierta.
"Tía, entre el cocido montañés, el orujo y el sobao, tengo que arrojar el ancla en el sofá o me quedo frito encima de la mesa como un campeón."