Expresión muy dominicana para decir que vas a tirarte a descansar un buen rato, casi siempre después de jartarte de comida o cuando el calor está criminal. Es como echarse una siesta sabrosa, sin estrés y sin remordimientos. Básicamente, apagar el cerebro un rato, que tampoco somos robots, aunque algunos jefes crean que sí.

"Loco, después de ese plato de mangú con salami y queso frito, lo único que quiero es tumbar los cocos con el abanico en la cara y olvidarme del mundo."

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