Se usa cuando alguien se ríe tan duro que parece que la risa retumba, como rugido de jaguar en plena manigua llanera. No es una risita tímida, es carcajada salvaje, de esas que hacen que uno se doble, se ahogue y hasta le duela el estómago. Y aceptémoslo, esas son las mejores risas que hay.
"Anoche con los cuentos del tío Alfredo y el aguardientico, terminamos todos rugiendo de risa en la finca, hasta las vacas debieron pensar que había jaguar suelto por el potrero."