Expresión tabasqueña para decir que alguien se emborrachó durísimo, sin medida y sin vergüenza, hasta quedar bien torcido. Es como rendirse por completo a la fiesta, seguirle el ritmo a todo lo que pase y luego andar preguntando qué demonios hizo. Y hay que admitir que tiene su encanto cuando no hay cruda moral después.
"En la posada de la chamba me puse hasta el puño, acabé bailando con el Santa inflable y desperté con un sombrero ajeno en mi patio."