Forma cariñosa y medio burlona de llamar a un auto viejo, ruidoso y bastante destartalado, pero que igual se gana el corazón de todos. Esa nave que vibra más que parlante de boliche, huele a nafta y humedad, y aun así te lleva a todos lados. Es como decir cacharro con onda, y hay que admitir que tienen su encanto.
"No sé cómo llegamos vivos a Bariloche en esa birrieta, venía humeando, sin calefacción y con cinta aisladora en el parabrisas, pero nos cagamos de risa todo el viaje."