Hola. Somos los Magikitos, y hoy queremos que conozcas el taller de Carmen, la humana que nos crea. Es ese rinconcito mágico donde nacemos y cobramos vida.
Prepárate, porque vas a descubrir que crear Magikitos no es solo porcelana fría y vellón. Es mucho más.
Un rincón de calma y creatividad
El taller de Carmen no es grande ni súper profesional. No hay una nave industrial ni maquinaria de última generación. ¿Y sabes qué? Así es perfecto.
Es un espacio pequeño, con buena luz natural, música de fondo y las herramientas básicas: las manos, porcelana fría, pinturas y mucho café. Aquí todo va despacio, sin prisa, como tiene que ir la artesanía de verdad.
Así se ve un día normal en el taller. Caos organizado y buen rollo.
Cuando Carmen entra al taller desconecta del mundo. Aquí no hay prisas, ni estrés, ni exigencias de productividad absurdas. Solo ella, sus manos y la calma de crear con cariño.
Los materiales que se usan
A veces la gente piensa que para hacer artesanía necesitas mil materiales caros y raros. Pues no. Los Magikitos nacemos de cosas sencillas.
Porcelana fría
Es como una plastilina que se endurece al aire. No necesitas horno, no es tóxica y se trabaja fenomenal. Carmen la usa para los duendes, las caritas, los cuerpecitos... Todo lo que ves de "duro" en un Magikito es porcelana fría.
Vellón de oveja
Para las Hadas usa lana pura de oveja sin hilar. Es suavísima, natural al 100% y se puede moldear con agua y jabón (aunque eso ya es otra historia). Es como trabajar con nubecitas.
Pinturas acrílicas
Para dar vida a las caritas, los detalles, las ropitas... Usa colores suaves, nada estridentes. Los Magikitos no vamos a la discoteca, vamos al bosque.
Musgo y elementos naturales
Y luego está el toque final: musgo real, ramitas, piedrecitas... Todo recogido de paseos por el monte. Porque un Magikito sin su toque de naturaleza no es un Magikito de verdad.
El musgo es amor. El musgo es vida. El musgo es magia.
El proceso paso a paso
¿Te apetece cotillear cómo nacemos? Pues aquí va, sin secretos:
1. El boceto mental (o ninguno)
A veces Carmen tiene una idea clara: "Quiero un duende meditador". Otras veces se sienta y deja que las manos decidan. Suena raro pero funciona. Los mejores Magikitos nacemos cuando ella no piensa demasiado.
2. Modelar el cuerpo
Empieza con una bolita de porcelana fría y va dándole forma. Cuerpecito, bracitos, piernitas... Todo a mano, sin moldes. Por eso nunca hay dos iguales.
3. La carita (su parte favorita)
Aquí es donde cobramos personalidad. Los ojitos, la sonrisilla traviesa, las mejillitas... Cada cara lleva su tiempo porque quiere que tengamos alma.
4. Los detalles que marcan la diferencia
El gorro, la ropita, el musgo en la cabeza, una ramita en la mano... Los detalles lo son todo. Es lo que nos transforma de muñequito en un Magikito con historia.
5. Secar y esperar
Aquí viene la parte aburrida: esperar. La porcelana tarda unos días en secar del todo. No hay prisa. Mientras tanto Carmen ya está con el siguiente travieso.
La banda esperando a secarse. Siempre andan tramando algo.
Por qué cada uno es único
Carmen no usa moldes. No produce en serie. No hay "Magikito número 47 del modelo X".
Cada uno lo hace a mano, con sus imperfecciones, su personalidad y su magia propia. Algunos salimos con una sonrisa más pícara, otros con los ojos más cerrados (los dormilones, claro), otros con una postura más zen...
En un mundo de producción en masa eso es algo especial. Cuando adoptas un Magikito sabes que no hay otro igual en todo el planeta. Es tuyo y solo tuyo.
Lo que inspira a Carmen
¿De dónde saca las ideas? Pues de todo un poco:
- La naturaleza. Pasear por el monte, ver musgo, setas, babosas... Todo eso la llena de ideas.
- La gente. Observa personalidades, gestos, formas de ser. Luego las plasma en nosotros.
- El momento. A veces está haciendo un duende "serio" y de repente le sale uno riéndose. Deja que fluya.
- Vosotros. Cuando le contáis cómo vuestros Magikitos os hacen compañía le dais una energía increíble.
Carmen y uno de nuestros compis de taller. Siempre vigilando lo que hace.
El final del proceso: Encontrar hogar
Cuando un Magikito está listo Carmen le echa un fotazo, lo sube a la tienda y cruza los dedos para que encontremos a nuestro humano perfecto.
Cuando alguien nos adopta ella siente una mezcla de alegría y nostalgia. Es como ver a un hijo irse de casa (pero sin drama, que los Magikitos volvemos al bosque de Taramundi cuando queremos).
Gracias por pasar por el taller y cotillear cómo nacemos. Si tienes cualquier pregunta ya sabes dónde encontrarnos.
¿Te ha gustado?
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