En las noches más difíciles, cuando el llanto inconsolable de un bebé llena cada rincón del hogar y el agotamiento de los adultos parece no tener fin, aparece con una dulzura infinita el Duende Cuidador de Bebés. Este delicado Magikito de porcelana, vestido con suaves telas de algodón y adornos de pequeñas campanitas silenciosas, es la esencia misma de la ternura y la paciencia.
Sin pronunciar palabra alguna, este ser mágico se acerca despacio al bebé inquieto, moviendo sus diminutas manos en el aire con gestos lentos y amorosos. Su magia suave hace cosquillas al viento, que al instante responde acariciando con delicadeza la piel sensible del pequeño. El llanto, antes desgarrador, comienza lentamente a disminuir, convirtiéndose en suaves suspiros de calma.
Con una agilidad invisible, el Duende Cuidador recoge las lágrimas antes de que toquen las mejillas, guardándolas en un diminuto frasco que convierte el llanto en gotas de esperanza. Algunas veces simplemente permanece inmóvil en un rincón de la habitación, pero su presencia es suficiente para llenar el ambiente de una profunda paz y serenidad.
Gracias a su magia discreta y reconfortante, el sueño regresa a los ojos del bebé y la tranquilidad vuelve al hogar. Los padres, sin saber exactamente por qué, sienten un gran alivio y encuentran en su corazón la fuerza renovada para continuar. Al amanecer, el duende se retira silenciosamente, dejando tras de sí una estela invisible de paz, siempre listo para regresar cuando vuelva a ser necesario.